Karliany Ayala / ECS
En las alturas andinas de Trujillo, donde el viento acaricia las cumbres y los ríos serpentean entre valles fértiles, se levanta un faro de conocimiento que ha iluminado la región por más de medio siglo: el Núcleo Universitario Rafael Rangel (NURR). Un gigante académico que, a pesar de las adversidades, ha perseverado y se ha consolidado como un referente ineludible de la educación superior en el estado.
Fundado en 1972, el NURR fue el fruto de un sueño colectivo, la respuesta a un anhelo de progreso y superación de una comunidad ávida de conocimiento. En sus inicios, la institución enfrentó desafíos colosales: la escasez de recursos, la precariedad de las infraestructuras y las convulsiones políticas que sacudieron al país. Sin embargo, la fuerza de voluntad y la pasión por la enseñanza lograron superar cada obstáculo, convirtiendo al NURR en un bastión de la educación en el occidente venezolano.
Aun cuando la operatividad universitaria no esté al 100%, durante estos 52 años de historia más de 13 mil trujillanos se han formado en dicha casa de estudios. Por sus pasillos se escuchan las pisadas de esperanza, los pupitres de un futuro alentador, las carcajadas y el murmullo del presente vibrante y prometedor de la región, y son ellos la fuerza y resiliencia de un legado perdurable: “La comunidad Ulandina”, conformada por los estudiantes, profesores, personal administrativo, obreros y autoridades, que como el Ave Fénix, siendo un símbolo poderoso y evocador; nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, siempre existe la posibilidad de renacimiento y esperanza; nos inspira a enfrentar los desafíos y a creer en la capacidad de transformación tanto personal como colectiva.
A pesar del deterioro de sus instalaciones, el NURR sigue siendo un faro de esperanza para la región. Sus paredes, marcadas por el paso del tiempo, cuentan historias de lucha y resistencia. Las aulas, aunque estén desgastadas, siguen siendo el epicentro del conocimiento, donde profesores apasionados transmiten sus saberes a jóvenes ansiosos de aprender.
El NURR es mucho más que un edificio o un conjunto de aulas. Es un espacio donde se cultiva el pensamiento crítico, se fomenta la creatividad y se construye un futuro mejor. Es un lugar donde los sueños se hacen realidad y donde las personas encuentran el conocimiento y las herramientas necesarias para alcanzar sus metas.
A lo largo de sus más de cinco décadas de existencia, el NURR ha sido testigo de alegrías y tristezas, de bienvenidas y despedidas. Ha visto crecer a generaciones enteras de profesionales que hoy en día ocupan puestos de relevancia en diversos sectores de la sociedad. Ha sido un semillero de talentos, un espacio de encuentro y debate. Cada generación de estudiantes que ha pasado por sus puertas ha dejado una huella imborrable, construyendo la identidad única de esta casa de estudios.
En estos tiempos difíciles, el NURR exhibe un panorama crítico, ante la austeridad de un presupuesto prácticamente inexistente, deserción estudiantil, deterioro en la infraestructura como resultado de los insuficientes recursos asignados por el Estado para las Universidades autónomas en Venezuela y una lista de dificultades que enfrenta la Educación Superior; sin embargo, se mantiene a flote gracias a los esfuerzos permanentes de su administración; a pesar de que no cuenta con un transporte estudiantil estable o un comedor activo.
Sin embargo, se mantiene en pie, es un fénix que ha renacido de sus cenizas una y otra vez, como un símbolo de resistencia y esperanza, que, a pesar de las heridas que lleva en su alma, sigue brillando con luz propia, iluminando el camino de quienes siguen trabajando incansablemente para ofrecer una educación de calidad y formar profesionales competentes y comprometidos con el desarrollo de su país.
Y es que la educación es la única arma capaz de transformar el mundo, y el NURR es un bastión de la educación en el estado Trujillo. Hoy cuenta con 26 carreras activas, de las cuales 24 son de modalidad semestral y 2 anuales: Derecho y Comunicación Social.
Demostrado su capacidad para adaptarse a los nuevos tiempos y responder a las necesidades de la comunidad, consolidando su rol como institución líder en la educación superior venezolana. Se ha convertido en un ejemplo de resiliencia y transformación, mostrando su renacimiento como el ave fénix, el cual es un testimonio del compromiso de la comunidad universitaria con la educación de calidad y el desarrollo social de la región.
En las aulas del NURR, cada estudiante es un fénix en potencia, listo para desplegar sus alas y alcanzar la excelencia académica.